Las claves de éxito para todo emprendedor: capital, capacitación y confianza
7 de cada 10 ecuatorianos adultos están en proceso de iniciar un negocio, según estadística de TEA
Quiero ser mi propio jefe’, ‘necesito ganar más’, ‘se me ocurrió una idea genial’… son algunas de las razones por las que los ecuatorianos deciden arrancar un negocio propio. Estas motivaciones han resultado lo suficientemente poderosas como para que el Ecuador sea considerado entre los países más emprendedores del mundo, según el Monitor Global de Emprendimiento (GEM, por sus siglas en inglés). Esta investigación del 2009, basada en 180.000 encuestas aplicadas en 54 países, sitúa al país en la posición número 12 a escala global. Según el estudio, el Índice de Actividad Emprendedora Temprana, conocido como TEA, es del 15,82% en Ecuador. Esto quiere decir que siete de cada 10 ecuatorianos adultos están en proceso de iniciar un negocio o gestionando una nueva empresa (de no más de 42 meses). Pese al dinamismo que evidencian los números, este índice –considerado el eje del GEM- ha registrado un importante descenso respecto del 2004, la primera vez que se aplicó el estudio localmente, cuando el TEA fue del 27,2%, y ubicó al Ecuador en el tercer lugar del ranking mundial. Este retroceso no necesariamente es una mala noticia, sino el resultado de cambios que vale la pena analizar en sus respectivos contextos. En el concierto internacional, por ejemplo, el GEM demostró la tendencia mundial a la desaceleración por efecto de la crisis financiera desatada en 2008. De ahí que dos tercios del universo de países encuestados registraron descensos en sus índices ante el creciente pesimismo de hallar nuevas oportunidades por parte de los potenciales emprendedores. Una arista interesante en el análisis del emprendimiento son las motivaciones. La investigación demuestra que los emprendedores ecuatorianos que buscan una oportunidad de mercado doblan a aquellos que emprenden por necesidad; de este segmento, más de la mitad busca mayor independencia y el incremento de ingresos. Además, buena parte de estos nuevos negocios nacen en el sector de servicios al consumidor y se enfocan principalmente en el mercado doméstico.
Ecuador consta entre los países con mayor tendencia a iniciar nuevos negocios. Las fortalezas de sus emprendedores son la juventud y la capacidad de detectar oportunidades del mercado; sus debilidades, la falta de capital y la poca capacitación. El emprendimiento puede ser un motor de la economía, pero su impacto aún es incipiente.
Más de la mitad de los emprendedores ecuatorianos están entre los 25 y 44 años de edad y la incorporación de mujeres a este segmento es cada vez más significativa. La diferencia radica en que los hombres emprenden primordialmente por oportunidad, mientras que las mujeres son más sensibles a la necesidad. Esta motivación usualmente es más determinante en segmentos que no han tenido la oportunidad de acceder a educación formal o que han completado un nivel medio. Uno de los principales obstáculos que señalan los emprendedores ecuatorianos es la dificultad de acceso a fuentes de financiamiento. Por ello, un 84% de ellos inician sus negocios con capitales inferiores a los US$ 10.000, en gran medida provistos por familiares, amigos y conocidos. Uno de los efectos directos de esta limitación de recursos es que la mayoría de emprendimientos nace y depende en sus primeros años de tecnología antigua.
Otra de las particularidades del GEM es que intenta descubrir las relaciones relevantes entre el emprendimiento y el desarrollo de las economías locales. Con este propósito, un indicador clave es el número de empleos generados por estos nuevos emprendimientos y sus expectativas de expansión en el corto plazo. En el caso del Ecuador, esta información es preocupante, pues más del 90% de los emprendimientos genera solamente entre una y 5 plazas de empleo y sus previsiones para los cinco años siguientes se mantienen en los mismos niveles. En consecuencia, el impacto del emprendimiento en el desarrollo económico local es, de momento, muy bajo.
Un Ecuador emprendedor en el concierto internacional El GEM divide a los países en tres grupos, según sus etapas de desarrollo, en: 1. Economías basadas en factores productivos, 2. Economías basadas en eficiencia y 3. Economías basadas en innovación. Ecuador pertenece al segundo grupo junto a otros 21 países, entro los cuales constan varios latinoamericanos como Brasil, Chile Colombia, Perú, Argentina, Panamá, República Dominicana y Uruguay. Ecuador registra casi cuatro puntos porcentuales arriba del promedio del Índice de Actividad Emprendedora Temprana (TEA) en este segmento, que es de 11,2%.
En este bloque, también figura China, uno de los países de mayor crecimiento económico constante en los últimos 10 años. Su TEA, es decir, el porcentaje de adultos en proceso de iniciar un negocio o que están gestionando una nueva empresa es de 18,8%, cerca de siete puntos porcentuales por sobre la media del grupo y tres más arriba de Ecuador. Mientras tanto, la economía más poderosa del mundo, Estados Unidos, perteneciente al grupo de economías basadas en la innovación, cuenta con un TEA del 8%, casi la mitad del de Ecuador y muy por debajo de China.
Estos datos son muy decidores, pues permiten concluir que la actividad emprendedora de un país no está necesariamente atada al tamaño de su economía, sino que depende de otros factores que van desde lo macro, como las políticas de Gobierno, hasta lo micro como las opciones de capacitación para el emprendedor. De ahí que la relación entre actividad emprendedora y nivel de desarrollo de la economía es inversamente proporcional. Los resultados lo confirman: mientras Uganda, uno de los países más pobres del mundo, ocupa el primer lugar en actividad emprendedora con un TEA del 33,6% , Japón, una de las naciones más industrializadas, registra el índice más bajo con un 3,2%. El perfil del emprendedor, en consecuencia, también varía en función del entorno. A medida en que una economía está más anclada a la innovación, el emprendedor tiene un nivel de instrucción más alto y su motivación principal tiende a ser la detección de oportunidades de mercado. Estas condiciones por lo general aportan a que el porcentaje de emprendimientos que salen del mercado sean más bajos respecto de aquellos iniciados solo por necesidad. La explicación es simple: a mayor protección al empleo, mayor estabilidad y mayor seguridad política y jurídica, menor es la tendencia a arriesgar. Por ello, en las economías más desarrolladas la intencionalidad de emprender tiende a disminuir. Además, en esas sociedades el estatus social de un emprendedor no siempre es altamente positivo y la atención de la prensa a estos temas es menor. El entorno influye de manera determinante en las actitudes, actividades y aspiraciones de los emprendedores. Por ello, los tres actores claves llamados a garantizar el desarrollo de un clima propicio para el emprendimiento son: Estado, empresa privada y academia. Cada uno juega un rol determinante y debe asumir sus propios desafíos. El Estado, en primer lugar, está llamado a generar confianza a través de un marco de estabilidad que invite a la inversión, facilite la investigación y la transferencia de tecnología y la generación de espacios seguros en que los e m p r e n d e d o r e s puedan hallar capitales semilla e inversionistas ángeles. La iniciativa Emprende Ecuador, del Ministerio de Coordinación de la Producción, Empleo y Competitividad, va por ese camino de apoyo, orientación y guía a los emprendedores ecuatorianos. La empresa privada puede aportar con su experiencia y capital a estos programas de fomento al emprendimiento. Mientras tanto la academia está llamada a incentivar el espíritu emprendedor desde las aulas, con capacitación técnica a través de los programas de estudio, pero también con una asesoría calificada a los jóvenes emprendedores a través de incubadoras y potenciadoras de negocios que los orienten en la búsqueda de proyectos sostenibles en sintonía con la economía. Elevar el nivel de impacto de los emprendimientos en Ecuador es el gran reto porque todos pueden tener buenas ideas, muchos logran ponerlas en práctica, pero solo unos pocos las mantienen en el tiempo.